El Deambular de la Palabra






Y cada cual pronuncia esa palabra
con un secreto temor y una secreta demencia.

"La Palabra"
Benítez de Reyes



Recuerdo que te dije que llegaríamos tarde.

Tú ibas como adormilada mientras caminábamos en la silenciosa tarde por aquel pueblo de largas calles adoquinadas. Yo, delante tuya, sin más aliento que el que me proporcionaba el aire de tus suspiros, iba apremiándote con la mirada. Seguías sin creer en que pudiésemos entrar y te quedaste rezagada escuchando cómo nos llamaban por nuestro nombre los cánticos del viento para llevarnos hacia ninguna parte. Te gustaba, ¿recuerdas? Escuchar al viento. Yo te cogí de la mano y pegué mis labios a tu oreja para penetrarte con la palabra, recorriéndote al fin de punta a punta, y rogué para que detuviese tu cuerpo, y le diese la vuelta, y enderezase tus piernas, y la vi asomarse al borde de tus ojos, y cómo daba vueltas por tu cuello para descender muda por tu espalda y cambiar de ruta… y me di cuenta de que llegábamos tarde. Demasiado tarde. Tanto que volvimos separados sin haber podido entrar dentro del cuento que se extendía detrás de tu sonrisa.
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