La Silla de Plata
Para Luigi

La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor.
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor.
"Sonatina"
Rubén Darío
Rubén Darío
"La bambina dei capelli biondi
raccoglie i suoi sorrisi perduti:
li mette in bocca
si siede nella sua sedia di argento
e fa chiamare al Fiato che,
soffiando forte,
li lascia nelle triste bocche."
Cuentan que una vez existió una niña de cabellos rubios que regalaba sus sonrisas sentada en una silla de plata. Tenía tantas que se le escapaban del borde de sus labios y tenía que ir corriendo tras ellas para poder atraparlas y meterlas de nuevo en su boca. Después, se sentaba en su silla de plata, que era mágica, y hacía llamar al aliento para que soplara fuerte y las depositara en otras bocas.
Y así pasaba la mayor parte del tiempo esta niña de cabellos rubios que columpiaba sonrisas en su silla de plata.
Hasta que un día se le acabaron las sonrisas. ¡No recordaba cómo eran! Se asustó mucho y se dijo que aquello no podía ser más que un sueño, que tenía que serlo y que no tardaría mucho en despertarse. Pero pasaba el tiempo y las sonrisas no volvían. Decidió ponerse delante del espejo y empezó a hacer muecas para ver si le salían. Exhibió con triste elegancia su carita ovalada y una minúscula naricita que armonizaba con sus medianos ojos y su boca de fresa que entubó, y luego su frente, después las cejas y hasta las orejas, subiendo y bajando como si estuviesen columpiándose... y empezó a llorar. Lloró desconsoladamente durante tanto tiempo que tuvo miedo de quedarse también sin lágrimas. Llorar está bien, se dijo, pero uno tiene que parar tarde o temprano, y entonces hay que decidir qué hacer.
Así que la niña de cabellos rubios que había perdido sus sonrisas, se puso en pie y paseó la mirada a su alrededor con suma atención intentando encontrar algo que le hiciese reír. Desalentada, se acercó a la ventana y vio a su abuela columpiándose en su silla de plata, que era mágica, con el mismo rostro de alegría que ella, como un doble, pero de adulta… Y le hizo tanta gracia verse cómo sería cuando fuese grande que empezó a arrugársele la naricita y la frente, y los ojitos se le achinaron hacia arriba y a los lados, y sus orejas subían y bajaban columpiándose al ritmo de su carcajada para después, durante un instante, columpiarse al otro extremo devolviendo las orejas hacia abajo, desarrugando la frente, dejando a los ojos chinos para recuperar los redondos, extendiendo las arrugas de su nariz. Una sinfonía concertada de gestos y muecas que oscilaban entre la alegría y la seriedad, cambiando cada segundo y a gusto, como si fuera varias niñas a la vez, y para que nunca se le olvidara que las sonrisas, aunque nos parezcan todas iguales, son únicas en cada rostro…
Y así pasó la mayor parte del tiempo esta niña de cabellos rubios que columpiaba sus sonrisas en una silla de plata.
-Algo sobre mí en el primer comentario.-
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Darío
EDICTO
BOP 180
Debido a la gran crisis económica que está sufriendo el país y dada la actual coyuntura en la que muchas empresas atraviesan dificultades económicas, mandamos elaborar un minucioso estudio sobre la pérdida del tiempo laboral provocada por los efectos que causa en los individuos el llamado “Síndrome del Enamoramiento Inicial”. Según este estudio realizado por personal altamente cualificado se desprende que el embobamiento que produce el enamoramiento inicial, sumado a la propiamente natural del inicio de semana, sería una de las causas principales de la total falta de concentración y en consecuencia de una baja progresiva de la productividad.
A fin de abaratar los altos costes que suponen para las empresas y en consecuencia para la economía de este país dicho síndrome, nos hemos visto obligados a tomar medidas preventivas por lo que prohibimos a todo ciudadano/a del país dejar fluir los impulsos amorosos en los días lunes, las 24 horas del día sean estos hábiles o festivos.
Art. I
“Se prohíbe terminantemente so pena de sanción mirar directamente a los ojos a cualquier individuo/a que haya sido calificado como de “alto riesgo”. Esto es, aquellos que provocan una alteración del ritmo cardíaco y espasmos estomacales, acompañado de sudoración y sequedad bucal, así como pérdida momentánea de la realidad e incapacidad de vocalizar correctamente.”
Con el objeto de evitar sanciones les adjuntamos una serie de medidas para contrarrestar los embates de nuestra comprobada naturaleza lasciva:
Entrene desde ya sus ojos. Colóquese delante de un espejo y realice movimientos de derecha a izquierda y viceversa. Realizando este simple ejercicio estaremos aumentando considerablemente el radio de acción del rabillo de estos órganos, muy útil en situaciones de riesgo como puede ser el que usted se encuentre caminando por la calle y vea venir de frente a su victimario/ria sin posibilidad de escapatoria en cuyo caso podrá seguir caminando mirando de soslayo. Se insta a cruzar rápidamente la calle aún a riesgo de costarle la vida si no ha seguido la medida anteriormente citada. Pasado el peligro, no se le ocurra volver la vista atrás; se le sancionará doblemente.
Recuerde: Hay cámaras aéreas invisibles en todo el país.
2¡No es posible!
3un disparate
4No entiendo nada
5¡Qué bonito es el amor!